Casa de la Contratación, Jardines del Alcázar y Arquillo de la Plata
En el siglo XVI, Sevilla es el corazón de los preparativos de lo que acabaría siendo la primera vuelta al mundo. Una ciudad que late sin pausa, un ir y venir de mercaderes, embarcaciones, marineros... Durante dos años la ciudad acoge el preludio de un gran viaje cuyas consecuencias aún hoy se dejan sentir en sus calles. Respirarás ese espíritu si paseas por edificios tan estratégicos para aquellas fechas como la Casa de la Contratación o los jardines del Alcázar.
La Casa de la Contratación, ubicada en el interior del Alcázar Real, era el centro neurálgico de todos estos movimientos y epicentro de la vida que bullía en la ciudad. Situada en la plaza del mismo nombre, fue creada en 1503 para controlar el intenso tráfico ultramarino, aunque también ejerció un papel fundamental en los aspectos técnicos y organizativos del viaje de la circunnavegación. También meritorio, mencionar que allí tuvieron lugar los contactos de Magallanes con sus dirigentes, que fueron determinantes para la financiación de la expedición. La Casa de la Contratación era además el foco científico de la cartografía empleada en las exploraciones. Paso obligado, por tanto, para todo lo que tuviera que ver con las idas y venidas al otro lado del mundo conocido.
No resulta difícil imaginar a Magallanes haciendo y deshaciendo a diario el trayecto entre el puerto de Sevilla y la Casa de la Contratación. Las mercancías y tesoros que los barcos descargaban al pie de la Torre del Oro eran conducidos directamente hasta este organismo. Para acceder a sus oficinas se debía atravesar el Postigo de Abd el Aziz, también conocido con el nombre de Arco de la Plata, bajo cuyas dovelas se pasearon todo tipo de riquezas y productos de lujo. Originario del siglo XII y con funciones defensivas, era una de las principales vías de comunicación entre el Alcázar y la Torre de la Plata.
Cuántas veces debió cruzar Magallanes esta puerta. Con seguridad, cada vez que se dirigía a la Casa de Contratación para defender su proyecto. Hoy en día, sin embargo, la puerta pasa casi desapercibida entre las construcciones modernas de la Avenida de la Constitución. ¡Hay que afinar la vista y buscarla, no te defraudará!
Son muchos los lugares que te retrotraerán a la época en que Magallanes preparó su viaje. No en vano, el famoso marino vivió en Sevilla, justo en el Alcázar, desde septiembre de 1517 hasta agosto de 1519, momento en que embarcó para Sanlúcar de Barrameda. Dos años que fueron claves en su vida y decisivos para su inclusión en los anales de la Historia. En la actualidad, puedes visitar el cuarto del Almirante, la sala de Audiencia o la sala de la Contratación, junto con las oficinas, la sala del Tesoro, viviendas de oficiales, la cárcel y el almacén en el que se custodiaba el valioso cargamento de especias.
Con seguridad, en los dos años que Magallanes hizo vida en el Alcázar se dejó embriagar por sus magníficos jardines. Imposible no imaginar el trasiego de visitantes, nobles y mercaderes que debieron pasear junto a sus arriates, al compás que crecía la prosperidad generada por las riquezas venidas del Nuevo Mundo y se establecía en Sevilla, y con firmeza, el monopolio del comercio con las Indias.
Los jardines del Real Alcázar de Sevilla reúnen miles de plantas de casi 200 especies diferentes, muchas de ellas traídas desde América y Asia, que vinieron para establecerse definitivamente en la ciudad hispalense, puerto y puerta del Nuevo Mundo, pero también en el occidente europeo. Si deseas trasladarte al pasado y sentir la magia de este lugar, no es necesario cerrar los ojos y realizar un viaje en el tiempo, solo tienes que asistir a los conciertos que los jardines albergan en las noches de verano.