Esta ruta nos permitirá cabalgar por un territorio encantador como pocos, conociendo una apasionante historia minera que también es su presente. Recorriendo la Franja Pirítica Ibérica, rodaremos teniendo como fondo un entorno espectacular, pletórico de colores que parecen surgidos en otro planeta. Minas y cortas abandonadas, ruinas industriales tomadas por la vegetación, pinos y eucaliptos de nueva plantación, trazados ferroviarios y túneles en desuso, puentes sobre ríos teñidos de un asombroso color rojo… La naturaleza transformada por la mano del hombre nos ofrece un marco geográfico muy especial, y nos pone delante un recorrido trail exigente, que no te dejará indiferente.
En ruta
La ruta arranca justo antes de llegar al núcleo de Sotiel Coronada (Calañas), junto al río Odiel, una zona de larga tradición minera. Cruzamos por el puente de La Coronada, un mirador espectacular (parada 1) con vistas al antiguo molino del Escamocho. Los primeros kilómetros rodamos junto a las aguas del río, con las orillas teñidas de un amarillo que llama profundamente la atención. El recorrido presenta un comienzo impactante, pasando por varios túneles del ferrocarril y haciéndose más complicado cerca de la mina abandonada de Almagrera (parada 2). Merece la pena el esfuerzo de llegar hasta allí para conocer sus interesantes instalaciones industriales, abandonadas, pero muy fotogénicas. A continuación, tomamos un camino recto, en bajada, donde hay que tener precaución por la presencia de mucha piedra suelta.
Tras un breve tramo de carretera que pasa por el pueblo de Calañas, dirección Valdemusa nos desviamos hacia el este para visitar la mina de La Zarza (parada 3). Se trata de otra mina espectacular y abandonada, que conserva una corta, o mina a cielo abierto repleta de agua teñida de rojo, y otras muchas instalaciones. Continuamos camino pasando por el pequeño pueblo de La Zarza de Calañas, punto donde tomamos el trazado del antiguo ferrocarril minero que llevaba el mineral hasta el puerto de Huelva. Túneles y puentes se suceden en el estrecho camino por donde ahora transitamos. Atravesamos un frondoso bosque de pino, que pasa a transformarse en ancha pista forestal, allí donde aparecen explotaciones madereras de eucalipto.
Llegamos a la aldea de Valdelamusa (parada 4) tras pasar junto a una gran mina en explotación y con mucho tráfico de camiones. ¡Cuidado! Es interesante contemplar la distribución geográfica del pueblo en función de la vieja estructura jerárquica: la mina, las viviendas las antiguas oficinas y casas de los ingenieros, el viejo campo de golf de los franceses o la estación ferroviaria. Seguimos después un corto tramo de carretera que nos lleva a Cueva de la Mora, donde volvemos a salir del asfalto utilizando una pista en buen estado que rueda sobre el trazado de una vía de ferrocarril abandonada. En breve, justo antes de llegar a la aldea de Minas de San Miguel, hemos de cruzar un espectacular puente sobre el río Rivera Escalada (parada 5), sin duda el plato fuerte de la ruta. No apto para personas con vértigo, es conveniente pasar las motos a pie y entre dos personas ¡Hay que extremar la precaución!
Seguimos la ruta quedando atrás el despoblado de Minas de San Miguel, para tomar brevemente la carretera N-435 con dirección norte. Al poco dejamos la calzada para desviarnos por una carretera de montaña sinuosa, que nos lleva hasta Mina Concepción (parada 6), un viejo y tranquilo poblado minero. Explotada desde la antigüedad, la mina es conocida por su herrumbre, que también causa el color férrico de las aguas que brotan en las inmediaciones. Como resultado de las labores mineras, se ha formado una corta de grandes dimensiones, con una longitud de 430 metros y 150 de anchura.
Concepción es buen lugar para descansar y poner broche final a la ruta degustando los platos típicos de la comarca minera. Sustentados principalmente en las carnes de caza y en el cordero, destacan cachuelas, recortes y riñones, elaborados a la manera típica andevaleña, pero con unas particularidades muy apetitosas. En tiempos de gurumelos, teniendo a esta seta tan preciada como protagonista, se preparan picadillos, potajes y tortillas. Pero si hay un producto culinario especial, con más de cinco siglos a cuestas, este es la famosa esesita. Un dulce muy elaborado, que se degusta sólo en primavera y no falta en la cesta de la romería, junto con el rosco de pan con el huevo duro en su interior.
Punto selfie #minalazarza
Antigua mina de La Zarza, cerrada en 1991. Aún se conservan numerosos vestigios industriales, la mayoría en avanzado estado de deterioro. Malacates, cargaderos de mineral, casas de máquinas, polvorines, vías, ramales y la estación de ferrocarril …, podríamos decir que dibujan un marco decadente con cierta carga romántica.