Bodegas y sus calles
Las bodegas y su estructura urbana responden a una función productiva en cuyo desarrollo se necesitan condiciones muy particulares. La arquitectura construye las atmósferas que se necesitan para que se produzca esa alquimia que transforma un zumo de uva en un vino generoso. El triángulo de Jerez de la Frontera, Sanlúcar de Barrameda y el Puerto de Santa María nos ofrece la posibilidad de comprender estos espacios y su relación con la luz.
La ventilación es lo esencial en este tipo de bodegas, que deben estar bien protegidas de la luz, pero con iluminación suficiente para poder trabajar. La humedad debe mantenerse en unos márgenes para que se den las condiciones en las que se desarrolla el velo de flor. En los vinos generosos, es esta capa de levadura la que protege de la oxidación del vino en el interior de una bota. Es por ello que las condiciones de las bodegas deben ser tan especiales.
La relación, por tanto, de estos espacios con la luz es muy interesante, con naves con grandes huecos para que se ventilen y estrategias de filtro de la luz. Todas, con estructuras similares, pero cada una diferente y singular, merecen una visita para comprender la importancia del control de la luz y cómo se crea el ambiente adecuado con diferentes estrategias arquitectónicas.
Las bodegas nos permiten experimentar esa relación de la arquitectura con la luz tan mágica que, aunque no era la intención, nos provoca distintas sensaciones o emociones al deambular por estos pasillos llenos de barriles. Su objetivo era funcional-productivo, son edificios industriales, pero la belleza a veces surge de los pequeños gestos y las ideas bien pensadas.
Bodegas González Byass en Jerez
La Bodega González Byass es actualmente una de las más importantes de Jerez. Fue fundada por Manuel María González, un joven emprendedor que decidió apostar en el año 1838 por el negocio del vino. El mercado del jerez comenzó a aumentar y las bodegas siguieron creciendo y construyendo nuevas naves para seguir extendiendo la producción.
El complejo bodeguero se compone de diversas tipologías de naves y, según el espacio y su construcción, se buscan estrategias que mantengan las condiciones específicas que se requieren. En el caso de la bodega La Cuadrada, construida a mediados del siglo XIX, caben hasta cuatro mil botas de vinos de Jerez. La humedad, la ventilación y la luz deben estar muy cuidadas. Encontramos ciertas tácticas como la de, en ciertas partes dentro de la nave, abrir un lucernario que permita introducir algo de luz para trabajar. También a su entrada existe una estructura de porche que arroja sombra sobre las ventanas que dan a las bodegas. Dentro, la luz penetra y se crea un enorme contraste con la penumbra general de esta gran nave, pero se evitan los rayos del sol directos y se transforma en luz indirecta.
Calle Ciegos
La historia urbana de Jerez está íntimamente ligada a la evolución y crecimiento de las bodegas de vino. Los González Byass fueron adquiriendo edificios y solares y construyendo alrededor de la suya original hasta que, a finales del siglo XIX, la calle Ciegos solo conectaba propiedades de esta marca. Finalmente, el Ayuntamiento decidió regalársela y ahora mismo se encuentra dentro de este complejo de edificios y bodegas.
Históricamente la parra se ha utilizado para vestir pérgolas y porches para dar sombra y hacer vida en verano. En otoño, la parra despliega los colores más naranjas y rojos en un espectáculo bellísimo, hasta caer la totalidad de sus hojas y dejar que en invierno penetre el sol en estos espacios. En Andalucía, la búsqueda de la sombra es esencial, sobre todo, en los meses de más calor. Es por ello que las cubriciones arbóreas de porches y espacios son muy habituales, junto con otras de cañizo o de fibras vegetales.
Esta calle constituye uno de los mejores ejemplos de filtrado de luz con elementos vegetales que tenemos. La sombra moteada que arrojan las viejas parras genera unos juegos de luces que, junto con el encalado y el granito del pavimento, nos regala una de las calles más bellas del mundo.