Birdwatching en Doñana
Disfrutar del placer de observar a las aves silvestres, de oír su canto o ver la manera que tienen de alzar el vuelo y darle la comida a un polluelo, algo tan sencillo, pero a la vez tan bello, es birdwatching. Una afición que ha llegado a convertirse en actividad turística y tiene millones de seguidores en el mundo, especialmente en Reino Unido, Centroeuropa y Norteamérica, y que poco a poco va haciéndose hueco en Andalucía.
¿Y qué mejor sitio que Doñana para el birdwatching? Condicionantes como su privilegiada localización, tan próxima a África y al Estrecho, o la gran diversidad de hábitats que presenta, hacen que en este lugar se lleguen a observar más de 300 especies durante el año. Todo un lujo para los amantes de la ornitología.
Cuenta con tantas especies señeras, que no podemos decantarnos por una sola: el águila imperial, en peligro de extinción, la cigüeña negra, la malvasía, el calamón, el flamenco, la cerceta pardilla o la focha cornuda son solo una selección de las muchas que se dan cita en el Espacio Natural de Doñana. Y son tantas, que abruman hasta al más experto ornitólogo.
Este emblemático espacio natural abarca diversos ecosistemas, por lo que habrá que decidir por cuál de ellos se opta para una jornada de birdwatching, o bien plantearse la actividad en varios días. No hay duda de que el refrán "a quien madruga, Dios le ayuda" se hace muy patente en este mundo de la observación, pues madrugar nos asegura el éxito en los avistamientos. Se puede comenzar por una visita a las zonas húmedas de la laguna del Tarelo, donde cría, entre otras especies, la malvasía.
Pero si hay un enclave que deba ser visita obligada, este es la marisma de Doñana, una de las principales zonas húmedas de Europa y lugar de tránsito, cría e invernada para miles de aves africanas y europeas. Un ecosistema de altísimo valor ecológico que bien podría convertirse en lugar de peregrinaje anual para los amantes del birdwatching.
Y si la retina y el cuerpo siguen pidiendo más "pajareo", se puede terminar la jornada en la "Vera". Se trata de un área de encuentro de paisajes, un lugar donde sobreviven viejos alcornoques cuyas ramas se levantan, como si se tratara de mástiles y botavaras, dando cobijo a colonias de garzas, espátulas, garcillas y martinetes. Son las conocidas Pajareras de Doñana.
El birdwatching es un placer para los sentidos. Es contacto con la naturaleza, búsqueda del silencio, observación pausada, la satisfacción de reconocer y analizar a las especies en su propio hábitat. Apto para expertos y también para todos los que quieran iniciarse en el noble arte de aprender a diferenciarlas e incluso, en nivel avanzado, a distinguirlas en vuelo. ¡Deja que vuele tu imaginación!
