Castillo de Baena
Localizado en la ciudad de Baena, el Castillo de Baena es de planta cuadrada y conserva parte de los muros originales y tres de sus cuatro torres: del Secreto, de los Cascabeles y la última de las Cinco Esquinas o de las Arqueras.
Desde el siglo XVI es utilizado como Palacio de los Duques. Diego Fernández de Córdoba, III Conde de Cabra, fijó su residencia en el castillo desde principios del siglo XVI y le fue dando un carácter más palaciego. El Señorío de Baena y Condado de Cabra se entronca en 1520 por matrimonio con el Ducado de Sessa. En 1566, por Real Cédula de Felipe II, el estado de Baena se convierte en Ducado de Baena, pasando así los señores de Baena a ser Duques de Sessa y Baena. Es a partir de esta época cuando comienzan a darse una sucesión de cambios estructurales dentro del recinto fortificado encaminados a la adecuación del mismo como lugar de residencia, y el carácter militar del complejo queda en un segundo plano.
Como elemento más reseñable observamos la apertura de vanos y puertas en los muros hasta ahora inexpugnables, junto con la nueva compartimentación de los espacios generada por la construcción de numerosas dependencias tanto para los señores como para su servicio, estancias domésticas cubiertas, patios porticados, etc. De todo esto dan buena cuenta las descripciones recogidas tanto por Valverde y Perales (1902) como Ramírez de Arellano (1904).
Las noticias sobre la existencia del Castillo de Baena comienzan en el siglo IX (890), durante el reino del emir Ahdullah, que desde el año 889 tuvo como gobernador de Regio a Omar Ben Hafsum que, rebelado, tomó Baena en el año 891. Después, el mismo monarca tuvo que fortificar el castillo en el año 910, en el que rebelde, dominando Cabra y la campiña cordobesa, puso en jaque el trono hasta su derrota, en Aguilar.
Después de la conquista cristiana, comienzan los datos sobre el Castillo de Baena, aunque anteriormente, en 1228, el gobernador de Fernando III en Baeza atacó este castillo, perteneciente entonces a Sevilla. Fernando III lo cedió a su hermano Rodrigo Alfonso de León, de por vida. En 1293, fue cedido por Sancho IV, conjuntamente con Luque y Zuheros, a la ciudad de Córdoba. Noticias de 1295, hablan del pleito homenaje de Baena a Fernando IV. Posteriormente, el rey de Granada Mohamed, atacó el castillo en 1297.
En el siglo XIV hemos de recordar el papel fronterizo de Baena contra Granada. En este castillo se firmó, en julio de 1320, un tratado de paz, entre Alonso XI y el rey de Granada Ismail, garantizando la misma por ocho años. El mismo Alfonso XI, en 1332, guarnece el castillo por el peligro granadino, y en 1341 sale de Baena para atacar el reino nazarí, proveyendo antes de hombres y materiales a la fortaleza. En 1362, el rey de Granada Abu Said, el Bermejo, fue acogido en Baena y acompañado por los cordobeses hasta Sevilla.
El castillo fue cedido en 1401 por Enrique III al Mariscal, don Diego Fernández de Córdoba, con la oposición de los habitantes de la ciudad, tomando posesión en 1438. En posesión de esta casa, tuvo un huésped ilustre en el año 1473, don Gonzalo Fernández de Córdoba, que estuvo preso durante tres años, traído desde el Castillo de Santaella.
El Mariscal, señor de Baena, residía en su castillo habitualmente hacia 1456. Cuando en 1455, al regresar de Sevilla con la reina doña Juana, pasó por Baena Enrique IV alojándose en él.
En agradecimiento a la acogida que le dispensaron, hizo Enrique al Mariscal, Conde de Cabra. También, se hospedó en este castillo Isabel la Católica, en 1485, y el Rey Católico, en distintas ocasiones durante la guerra de Granada. El estado de Baena pasó a ducado por real célula de Felipe II, fechada el 19 de agosto de 1566.
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