Convento de Santo Domingo
Pocos edificios de Archidona ha sufrido tal cantidad de avatares sociales, religiosos y políticos como el Convento de Santo Domingo. Ha sido muy reutilizado y ha tenido diversos usos: convento, escuela, fábrica de jabón, de nuevo convento y finalmente hotel-escuela.
Es el único edificio que existe en Archidona de factura renacentista en su fachada. Fue uno de los primeros edificios asentados en la Villa Baja, ideado para una tarea evangelizadora. Lo fundó el Conde de Ureña, comenzando las obras a principios del siglo XVI, cuando se creó una iglesia de estilo renacentista que se irá transformando poco a poco con la anexión de una nave a su izquierda, un aumento del presbiterio y la suma del cuerpo de la espadaña.
La iglesia, se inicia de una sola nave cubierta con armadura mudéjar. El presbiterio es de planta cuadrada elevado sobre gradas e igualmente cubierto con armadura, que se abría a la nave mediante un gran arco toral apuntado. El claustro y el convento se sitúan, por la topografía del terreno, en un plano inferior.
Entre finales del XVI y principios del XVII se añaden los dos camarines en el ala anexa, a la entrada de la Iglesia, el del Dulce Nombre, y, cerca de la cabecera, el de la Virgen del Rosario, ambos decorados con llamativas yeserías. Para cuando el convento estuvo culminado en la primera mitad del siglo XVII, su estilo era más bien barroco y se había alejado de las trazas renacentistas originales.
Concebido como foco de evangelización y predicación, desde bien temprano ejecutó esta tarea de forma tan eficaz que aún hoy existe huella indeleble de su obra. La segunda tarea vino dada por las cofradías en él creadas. En el siglo XVI aparecen dos, la del Dulce Nombre y la de la Virgen del Rosario, ambas surgen fruto de la gran devoción que los Dominicos les profesan.
A mediados del siglo XIX, se segregan oficialmente las dependencias de la iglesia y las del resto del edificio que inician un camino paralelo y por separado. La iglesia se mantendrá abierta al culto hasta el año 1945. Desamortizado a principio del siglo XIX y, aunque fue usado como convento con posterioridad, de nuevo por los frailes y más tarde por las monjas Dominicas, su ruina era inexorable dado lo pobre de su construcción.
Durante el siglo XX fue usado como escuela y fabrica de jabón. Finalmente el derrumbe hizo necesaria la actual rehabilitación siendo usado como Hotel y Escuela de Hostelería, uso que aún mantiene.
Entrada gratuita.
Visita libre, previa cita.
Lunes a viernes en horario comercial (establecimiento de hostelería).