Alhaurín el Grande

Situado al pie de la Sierra de Mijas, en su cara norte y dominando el espléndido Valle del Guadalhorce, el territorio de Alhaurín El Grande se puebla de cítricos, frutales y huertas.

Neolíticos, fenicios, griegos, romanos y árabes han dejado su impronta en estas tierras.

En la actualidad, es un pueblo moderno y próspero, cuyos monumentos más interesantes son entre otros: la Iglesia de la Encarnación, La Casa Consistorial y Cuevas del Convento, la Ermita de la Santa Vera Cruz, la Ermita de San Sebastián, el Arco del Cobertizo y la Fuente Lucena.

También resulta de interés el Molino de los Corchos, que se conserva en un magnífico estado, así como el Museo del Pan, el Museo de la Agricultura y el mercado de mayoristas, el único que permanece en funcionamiento en toda la provincia. Visita obligada es también la Biblioteca Municipal, la Piscina Cubierta y el Teatro Antonio Gala, edificios modernos y vanguardistas de referencia, así como los numerosos parques y jardines que jalonan el municipio, posado a los pies de la Sierra de Mijas, un paraje de gran valor natural que vale la pena conocer.

Historia

Los fenicios debieron explotar sus minas de plata y plomo.

Los abundantes restos de la época romana que nos han quedado como un acueducto que se encuentra en el camino de Coín, capiteles, columnas, lápidas, esculturas, monedas de Diocleciano y Probo, y ruinas de Cerrogordo, nos demuestra que hubo por esta zona una población romana que debió alcanzar una cierta importancia. Al parecer el nombre romano es Lauro Nova, y la creencia general es que fue la antigua Lauro donde, según Floro, fue muerto, por los partidarios de Julio César, Cneo Pompeyo, hijo de Pompeyo, aunque no existen pruebas de este hecho.

Los árabes le dieron el nombre de Alhaur que significa "los del valle" por estar situada entre los valles del Faala y el Arroyo de la Villa, y construyeron una fortaleza que dominaba el territorio. Este castillo sería volado por los franceses en 1812; sobre sus cimientos se levantó luego la iglesia parroquial.

Quedan vestigios de otras fortalezas musulmanas en su término como Jurique, Faala, Mentage y Rabaquel.

En 1487 la villa fue tomada por el rey D. Fernando, después de los sangrientos asaltos a Coín, del incendio y degüello de Benamaguez (Casapalma) y la toma de Cártama, sus habitantes huyeron a Marbella; sus tierras y castillos fueron repartidos entre pobladores cristianos, sufriendo un segundo repartimiento en 1492.

Fue villa de realengo, dependiendo de la jurisdicción de Málaga.

En 1634 los vecinos compraron su jurisdicción y el título de villazgo a la corona por 4.459.916 maravedíes de plata. El rey Fernando VI suspendió este título y agregó la villa a la jurisdicción de Coín, volviendo luego a jurisdicción real, quien añadió a su escudo de armas la Flor de Lis de los Borbones. También posee su escudo el Toisón de Oro concedido por Carlos V por su fidelidad durante la guerra de las Comunidades.

En 1810, durante la Guerra de la Independencia, Alhaurín se ve sometida a los franceses. El 27 de agosto, tras la retirada de las tropas ocupantes, los alhaurinos acuden a la Ermita de la Vera Cruz, que se derrumba por la explosión de una bomba, perdiendo la vida 104 lugareños. Sobre sus yacimientos se levantaría posteriormente la nueva Ermita de la Vera Cruz, y el Ayuntamiento.