Alhambra, Generalife y Albaicín de Granada
El gran dramaturgo Víctor Hugo ya la mencionaba en sus textos: "¡Oh! ¡La Alhambra! ¡La Alhambra! ¡Gran palacio, que los genios doraron como sueño de armonías llenándolo!”. Granada fue la capital del reino nazarí hasta su toma por los Reyes Católicos y, de aquella etapa, todavía se conservan edificios que formarán parte de su identidad por toda la eternidad, como la Alhambra y el Generalife o el barrio del Albaicín, todos ellos Patrimonio Mundial de la UNESCO desde 1984.
Durante la alta Edad Media la ciudad de Granada fue capital del reino nazarí, época de la que todavía quedan magníficos vestigios que desafían el paso de los siglos. En esta etapa, Granada se convirtió en una de las ciudades más prósperas de Europa y en una de las urbes con mayor proyección cultural, arquitectónica y comercial, con una población que superó los 165.000 habitantes. Posiblemente, la ciudad fue pilar de una de las culturas más grandes nunca conocidas.
El principal ejemplo monumental de este periodo se puede apreciar en el conjunto de la Alhambra y el Generalife. En la primera mitad del siglo XIII, el sultán Muhammad I , apodado Alhamar, eligió Granada como residencia real. Concretamente, lo planeó en la Sabika, una zona elevada de la capital con el objetivo de protegerse de posibles invasores y de los disturbios que surgieran en el núcleo principal, el Albaicín. De esta manera, empezó la construcción de este maravilloso palacio, que fue residencia de los sultanes nazaríes, altos funcionarios, servidores de la corte y soldados de élite, desde el siglo XIII hasta finales del XV.
Actualmente, en el monumento se distinguen cuatro zonas: los Palacios, el área militar o Alcazaba, la ciudad o Medina y la finca agraria del Generalife. Estos complejos quedan engalanados con diferentes jardines, zonas boscosas y huertas. Un paseo por la Dehesa del Generalife es más que recomendable. Palacio de Comares, patio de Arrayanes, palacio y fuente de los Leones, sala de Abencerrajes…, lo que en principio nos puede parecer una simple sucesión de palabras exóticas, en realidad nos ofrece un viaje inimaginable, un pase privilegiado para conocer y disfrutar de una de las culturas más grandes que se ha gestado a orillas del Mediterráneo.
Además, el conjunto monumental integra diferentes inmuebles que conjugan distintas épocas, como el renacentista Palacio de Carlos V, donde se encuentran el Museo de la Alhambra, que se nutre de objetos procedentes del propio monumento, y el Museo de Bellas de Artes.
Si después de pasear por las diferentes dependencias, quieres apreciar los valores arquitectónicos y paisajísticos de este símbolo de la ciudad, que fue declarado Patrimonio Mundial en 1984, te aconsejamos visitar el mirador de San Nicolás, situado en el singular barrio del Albaicín.
Ciudad y arrabal, recostados sobre una altiva loma frente a la colina roja de la Alhambra, son una de las señas con mayúscula de la identidad granadina. El Albaicín está compuesto por calles sinuosas, estrechas y huidizas, en las que podrás perderte para disfrutar de sus plazas, palacios, casonas, cármenes e iglesias, que rebosan historia y arte por todos sus poros.
En el Albaicín abundan los torreones mudéjares y los cármenes, casas de recreo con jardín típicamente granadinas. Esta zona de la ciudad aún conserva vestigios de mezquitas, alminares y aljibes hispano-musulmanes, además de un regusto andalusí y un enorme sabor a vida cotidiana, bulliciosa y alegre.