La Breña y Marismas de Barbate
Ocultando sus tesoros al mar, el tajo esconde tras de sí la Breña y las Marismas del Barbate, un conjunto de lagunas menguadas por el hombre, caños, canales, esteros y albinas que dan cobijo al más extraordinario elenco de aves.
A medio camino entre La Bahía de Cádiz y El Estrecho, a caballo entre las aguas del Mediterráneo y las atlánticas, este espacio encierra una magnífica diversidad que ocupa la que fuera extinta laguna de La Janda que, junto a otras menores, llegó a formar uno de los humedales más grandes de Europa hasta ser desecada a mediados del siglo XX.
Hoy comparten escenario marismas, arrozales, pastizales, dunas (Playa de Hierbabuena) y pinares, como el de La Breña, que se asoma al acantilado, un tremendo tajo de 90 metros que se extiende por un tramo de hasta seis kilómetros de costa. Arrimadas al litoral, pequeñas e íntimas calas, tómbolos como el de Trafalgar o los famosos corrales, cercados de piedra utilizados como arte de pesca desde tiempos de fenicios y romanos, dan pie a praderas de fanerógamas allá donde la luz penetra en unas aguas cristalinas color turquesa.