El Rocío
Siente el verdadero Rocío.... La Romería comienza con el camino a través de senderos milenarios que transcurren por las proximidades del Guadalquivir. Únete a la marcha rociera acompañada durante todo el camino por un elemento esencial: el tamborilero, a ritmo del tambor y del sonar de la flauta.
Junto al tamborilero, el cohetero va sembrando el cielo de expresiones que guían y convocan a los más retrasados y tras ellos, las hermandades con sus varas y banderas y todo un revuelo de flecos, lunares y flores.
Sentirás el verdadero Rocío, mezcla de sentimientos entrelazados: alegría, cantos y fiesta, frente a lágrimas, suspiros, silencio, promesa y expresión de sentidos... Interminables cortejos de carrozas entoldadas y repletas de flores se encuentran en la aldea del Rocío. La mayor peregrinación de España expresa el desenfreno más espectacular de colores y alegría.
Lo más típico es hacer el recorrido a caballo, en carreta o a pie, a través de las marismas y durmiendo en pleno campo. La noche del Domingo nadie duerme, en espera de poder entrar al templo para pasear a la Blanca Paloma. El salto es el momento de mayor fervor, cuando los almonteños invaden la ermita, saltan las vallas y pasean a la Virgen por su aldea.
Por la noche, en los campamentos, se bebe, se canta, se baila. El son de guitarras flamencas y panderetas, traído por el viento arenoso anima la noche.
Velas, antorchas y bengalas iluminan los Simpecados de las Hermandades, mientras miles de personas cantan los Misterios en honor a Nuestra Señora y la oración se desgrana en perlas de amores.
¡Siente el fervor de la multitud! ¡Te esperamos!